viernes, 18 de diciembre de 2009

Seguir creyendo

Y en la antena de la radio flotaba locamente la bandera con la cruz roja, y se corría a ochenta kilómetros por hora hacia las luces que crecían poco a poco, sin que ya se supiera bien por qué tanto apuro, por qué esa carrera en la noche entre autos desconocidos donde nadie sabía nada de los otros, donde todo el mundo miraba fijamente hacia adelante, exclusivamente hacia adelante.
La Autopista del Sur (1966)
Julio Cortázar


No puedo evitar pensar en estos días que todo el mundo quiere solo "jalar para su saco" y no vivir en beneficio de la sociedad. Dos temas principalmente me motivan a creerlo así: uno es el de la campaña política nacional, y el otro el de la reunión de Copenhague.
En cuanto a lo primero, me molesta mucho como los candidatos a presidente están haciendo una campaña basada en sus imágenes y en sí mismos, mientras el partido queda relegado a un segundo plano, si acaso para decorar con sus colores insgnias su publicidad. Además, incluyen muchos lugares comunes, frases trilladas, y metáforas vacías que no aportan nada porque, a final de cuentas, lo que están buscando es ganarse los votos de ese sector de la sociedad costarricense que, ya sea por voluntad propia o no, se dejan llevar por la superficialidad de un mensaje expresado de esta manera. La capacidad de la publicidad (sobre todo audiovisual en la presente campaña) ha quedado demostrada, porque las encuestas reflejan que el candidato que ha crecido un mayor porcentaje en los últimos meses es el que también ha hecho un mayor uso de lo anteriormente mencionado. Puede ser que esa sea la manera más fácil de conseguir adeptos, pero también la más burda y vanal.
No es una sola persona la que debería llegar a gobernar, al menos no en las democracias, pero con este tipo de estrategias, me están quedando muchas dudas de si en algún momento no llegaremos a tener acá en Costa Rica un nuevo Hugo Chávez en el poder. Porque en serio que asusta ver como dicen: "en mi gobierno, no toleraremos más X empresa" cuando ni siquiera tienen el poder de quitarla, ya que no depende de ellos, sino de la Asamblea Legislativa. O cuando mencionan: "voy a tomar tal acción en mi primer día como presidente", cuando esa acción es inconstitucional. O cuando se vuelven a repetir candidatos presidenciales hartas veces, una elección tras otra, sin darles oportunidad a otros en el partido. O en las ocasiones en que se repiten personas, solo que en distintos puestos, aunque sea en el puesto que debería funcionar supuestamente para defender a los habitantes. Pero no veo como esto pudiera ser posible, siendo esta persona integrante del partido político que domina los poderes ejecutivo y legislativo.
Por otro lado, en Copenhague se está llevando a cabo una de las reuniones más importantes de la historia humana, una que podría definir en mucho el futuro del planeta y de la raza humana como tal. En una reunión donde todos deberían estar buscando acuerdos comunes en materia ambiental (en este caso, específicamente de los gases de efecto invernadero (GEI)), el problema es que los países no comparten los mismos intereses ecónomicos. Así de contradictorio. Así como nunca estuve de acuerdo con que el TLC con Estados Unidos tuviera un capítulo ambiental (cuando debió ser un tratado estrictamente comercial), así tampoco comparto que los dirigentes mundiales se peleen por cuestiones comerciales en Dinamarca, pasándose por encima los miles de argumentos, noticias y estudios científicos que comprueban el cambio climático. Ningún país quiere excederse en lo que vaya a ceder u ofrecer, porque si es más de lo que ofrece el otro, pierde económicamente. Y por supuesto nadie quiere eso. Dan lo que sea por seguir siendo la potencia económica que son hasta el fin de los tiempos, aunque ese fin este tan cerca, de seguir así. Y a ciertas empresas, presentes en "Hopenhague", siempre les va a interesar patentizar las tecnologías que nos salven de la catástrofe, como bien menciona Marcos Adamson en La Nación de hoy: http://www.nacion.com/ln_ee/2009/diciembre/18/opinion2198337.html
Para ambos casos, creo que uno no puede quedarse esperando a que los políticos resuelvan el problema por uno. La respuesta está en manos de uno.
Con respecto al primer tema, había pensado que la solución era votar nulo, para que vieran que uno está disconforme con todos los candidatos. Pero eso no solucionaría nada. Igual, no puedo asumir que todo el mundo esté descontento con los candidatos. En cambio, lo que cada uno deberíamos hacer es ser los mejores ciudadanos que podamos. Y con ciudadanos no me refiero a cumplir con actividades cívicas o algo así, sino a ser los mejores en lo que hacemos, a desempeñarnos en nuestros trabajos de la mejor manera posible, a buscar ser lo más eficientes que podamos. Porque la mejor manera de que Costa Rica crezca y se desarrolle es que cada uno haga su mejor esfuerzo, y eso lo beneficia a uno y al mismo tiempo a los demás.
De igual manera, si uno se queda esperando a que en Copenhague salven al planeta, pues estamos equivocados. Lo que cada uno haga tiene un peso invaluable. Piénselo así: creer que apagar una luz o cerrar el tubo del agua o cualquier acción así de simple es insignificante, es contribuir a que usted y sus seres queridos tengan un día menos de vida. Porque esa es la realidad. Si uno no empieza, ¿cómo le va a exigir a los otros que cambien o hagan algo?
Paso a paso, uno trata de mejorar el mundo y de beneficiar a la sociedad. Aunque siempre las cosas parezcan imposibles, uno debe tratar. Aunque nadie crea en lo que uno dice o hace, hay que seguir echando para adelante. Si alguien me argumenta con razones kafkianas, le respondo con utopías platónicas. Si me piden realismo, entonces les digo que si, al final, el gobierno nacional se pudre o el cambio climático se hace irreversible, lo aceptaré en el debido momento, pero habré quedado con mi conciencia limpia. Mientras haya una mínima posibilidad, no me voy a rendir, ni por mí, ni por las personas que quiero, ni por todo en lo que creo. Porque siempre voy a tener una razón por la cual luchar. Y creo que muchos pensamos igual.





"...y aunque corten todas las flores, no podrán detener la primavera..."
Anónimo



lunes, 13 de abril de 2009

Sin explicación

Cuando una persona vive sola, la vida es muy fácil. Claro, eso si uno disfruta de la soledad y de pasar el tiempo con uno mismo. Debo aceptar que este escenario no es el más común entre los humanos: la gente se aterra cuando se sienten faltos de compañía o de afecto. Es más, me atrevería a decir que hasta la sensación de soledad espiritual hace que las personas crean en un Dios sin haberlo visto. No me malinterpreten: una fe puede ser ciega y muy poderosa al mismo tiempo, porque si alguien cree que lo que siente es verdadero, entonces sí es real. Lo que se puede sentir, pero no explicar, no supone una contradicción.
En todo caso, la soledad constituye un sentimiento humano que, al cabo, se ha visto de manera negativa, ligado a oscuridad, a depresiones, a ansiedades y hasta suicidios. Socialmente, a las personas solitarias se les considera raras, y se piensa que viven así debido a que fueron despreciadas y no a que lo hacen por voluntad propia. Pero eso solo porque lo hemos querido ver desde ese punto de vista, porque no siempre fue así. Muchas culturas orientales e indígenas valoran el tiempo a solas como un modo de meditar acerca de las acciones o pensamientos erróneos que uno comete, como una manera de recapacitar y mejorar la conducta, como una forma de autocrecimiento. El fin de todo esto es, por así decirlo, entenderse primero a uno mismo para luego entender a los demás. El conocimiento del propio pensamiento conduce a un mayor respeto del de los otros.
Ahora bien, lo dicho anteriormente tampoco debe ser malentendido. Lo que pasa es que hay una diferencia entre poder entender la vida de otra persona, y compartirla. Entender es algo superficial, es tratar a una persona sin una implicación directa. En cambio, compartir ya lo involucra del todo a uno. Y es ahí cuando digo que la vida de una persona solitaria es más fácil: porque las decisiones que uno tome van a afectarlo principalmente a uno. La persona que vive sola, ya sea por decisión propia o por otras razones, tiene la facilidad de no tener que compartir su vida con nadie. Es completamente independiente, y puede hacer lo que quiera, ir donde quiera, ser como quiera. La simplicidad de la soledad es una cosa difícil de perfeccionar...
A mí siempre me gustó la soledad por esa razón. Pero, a veces, un solitario llega a conocer a alguien tan sublime como para sacrificar la facilidad que significa vivir en ese estado. Porque uno se da cuenta de que, por extraño que parezca, complicar la vida a veces hace que se disfrute más. Es como una receta que, entre más elaborada, mejor sabe. Es como respirar el aire del campo, que, por alguna razón, huele más rico. Porque una vez más, lo que se puede sentir, pero no explicar, no supone una contradicción.

"¿Quién sabe si existía o no, y menos él mismo? Uno mismo es quien menos sabe de su existencia... No se existe sino para los demás."
Niebla (1914)
Miguel de Unamuno